Todas son miradas pero de distintos tipos. Pueden ser asumidas por la misma
persona pero es importante que distingamos el objetivo de estas tres instancias de control.
Monitoreo: son los operarios quienes hacen según lo previsto y la tarea que se les ha asignado (miran lo que se hace). Se aplica la mirada sobre lo que se hace. Se supone que quien tiene esta mirada sabe lo que debe hacerse. Esto es MONITOREAR y lo que debe hacerse está reflejado en los PROCEDIMIENTOS e INSTRUCTIVOS.
Vigilancia: es un superior quien a través de un muestreo compara su observación con la del operario (confirma que se hace lo que se debe). Esta segunda mirada es la que confirma que se hace lo que se debe. Ya no sólo está mirando qué se hace si no que se está mirando que se cumpla con lo previsto. Y esto es VIGILAR.
Verificación: se analizan los resultados de monitoreo y vigilancia y DECIDE SI HAY QUE HACER ALGUN CAMBIO (confronta lo que estaba previsto que debe hacerse con lo que debería hacerse para obtener un resultado). Por ejemplo, para que se trate de una verificación del procedimiento de recepción debe intervenirse con el objeto de confirmar que las especificaciones son alcanzables por parte de los proveedores actuales y con el objeto de sopesar si es necesario hacer un cambio de especificaciones, de proveedores o se puede continuar trabajando del mismo modo.
La tercera mirada confronta lo que previmos que debe hacerse con lo que debería hacerse para obtener un resultado. Es decir miramos si los PROCEDIMIENTOS siguen aportando al objetivo, si son pertinentes las descripciones que incluyen, se se adecuan a la realidad, si son eficaces y eficientes, y si mantienen su vigencia. Y esto es VERIFICAR y se verifica el procedimiento y no los registros. Para darle seguimiento se trabaja con un cronograma.
Y una idea al respecto es: Verificar la vigencia, Vigilar el cumplimiento, Monitorear la ejecución.
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